Un modo complejo de aprender: explorar VII

-¿Las hormigas ven?, pregunta el niño.

No lo sabemos. Le preguntamos qué cree él, e intentaremos averiguar la respuesta correcta. Podemos, por ejemplo, meter un grupo de hormigas en una caja de zapatos con un pequeño agujero por donde entre luz. ¿Salen rápidamente todas? ¿Qué otras formas de investigar podemos ensayar?

Pero a mi vez le pregunto: -¿Y tú sabes cuánto viven las hormigas? ¿Qué experimento se te ocurre que nos pueda dar una primera respuesta?

El formularnos una pregunta nos coloca en la posición de investigar: hablar con personas que tengan más conocimientos de esos hechos, buscar información en los sitios, comparar los nuevos datos con los que teníamos antes, preparar un experimento -cuando es posible- para ver si se prueban o no nuestras ideas.

Estamos buscando explicaciones a los hechos, tratando de comprender por qué suceden las cosas, y fundamentalmente entendiendo que siempre existe una causa.

Pero aún hay otra finalidad: el camino del pensamiento, una vez que se han encontrado las causas, culmina nuevamente en la acción: ¿qué hacer para que este conocimiento les sirva a todos: a la misma persona, a los demás seres humanos, a la naturaleza?

Después de saber por qué razón determinados alimentos son imprescindibles para los niños, ¿cómo actuamos para que les lleguen? Después de saber cómo se contamina un arroyo o un barrio, ¿qué hacemos para que eso no suceda?

Es decir que aprendemos a pens;r no sólo para saber pensar sino también para saber actuar. Y juntos con nuestro hijo, encaramos una nueva acción, pero ahora la realizamos con inteligencia, con conciencia de los fines que buscamos, para que haya cambios que mejoren nuestra vida y la vida que nos rodea.

0 comentarios:

Publicar un comentario