Cuando se hacen estas críticas a la TV nos sentimos tentados a prohibir que nuestros hijos reciban esas "enseñanzas". Pero no somos los adultos quienes tenemos que apagar el televisor al niño: él mismo debe capacitarse para seleccionar programas, para tener una visión crítica de ellos, para elegir momentos en los que descansa o aprende o se recrea con la televisión y momentos en que es más interesante jugar con los amigos, hacer deportes, construir objetos, charlar con los mayores.
Si los padres usan al televisor como niñera, para que entretenga al hijo mientras ellos cumplen otras tareas, están generando en el niño el hábito, la adicción que necesita día a día una dosis mayor.
Si los padres entre todo lo que tienen para hacer disponen de un rato para jugar con los hijos, para charlar con ellos y también un día los invitan a ver televisión juntos, los ayudarán muchísimo en su formación como televidentes críticos, independientes y no atados a un consumo de dos o tres horas diarias de programas que no los estimulan a progresar.
¿Qué programa elegiremos? Los hay excelentes de viajes, de aventuras, de costumbres de animales, de "gags" muy graciosos. Y luego de observar juntos el programa intercambiamos impresiones: -A ti, ¿qué parte te gustó más? ¿En qué momento te emocionaste? ¿Hay algo que no sabías y que aprendiste viendo el programa? ¿En qué te hizo pensar? ¿En qué te hizo cambiar de idea? Si hubieras estado en lugar de ese personaje, ¿qué habrías hecho?
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