Aprender de los otros, aprender con los otros

Aprender con los demás exige un permanente enriquecimiento del lenguaje, tanto para explicar el propio pensamiento como para entender el mensaje que se recibe. El enriquecimiento del lenguaje se obtiene adquiriendo nuevos vocablos con conocimiento cabal de su significado; pero además de agregar palabras a las ya sabidas, debe sistematizarse la relación entre los conceptos, buscando cuáles abarcan a otros: así el niño comprenderá la relación entre "naranja" y "fruta" (todas las naranjas son frutas pero no todas las frutas son naranjas), entre "silla" y "mueble", entre "pelota" y "juguete", etc.

Hay un lenguaje empleado en la comunicación que trata de ser claro y preciso; hay otras formas de lenguaje vinculadas a la expresión de la vida interior que, por emplear el lenguaje figurado, son más difíciles de captar. Aunque en la vida diaria el lenguaje con el que interactúa el niño es sencillo, vale la pena acercarle páginas de grandes escritores.

Los conocimientos llegan al niño casi siempre a través de la palabra o de la imagen: el sitio y la televisión son dos valiosos recursos para su formación cultural.

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